sábado, 21 de septiembre de 2013

Lo más grande


La abuelita es muy vieja. Arrugas en su piel, tristeza en su alma. Sus ojos ya no brillan, porque le pesan las ausencias. Te acuerdas cuando te contaba cuentos maravillosos. Te paseaba por el parque. Suspiraba al verte jugando, vestidita de muñeca de mamá. La abuelita velaba tus pasitos de niña traviesa.  Vivía mucho antes que papá y mamá. Te cuido cuando ellos no estaban.
Mecía tu siesta. Te contaba cuentos en el desayuno y en la merienda. Corría a tu encuentro. Curaba tus heriditas y, atormentada, corría un día al cuarto de socorro cuando  te cortaste con un cristal.
La abuelita, comprimida y seca, no se olvida.  Mira ese pasado con nostalgia y le asoman lágrimas a los ojos. ¿No lo sabes? Cada vez que las lágrimas de la abuelita caen, nuestro corazón se desangra.
Ahora que eres una bella muchacha elegante y bien situada; deberías acordarte de su sacrificio.  Por ti, por mí, por tantos. La abuelita sigue siendo nuestro amparo. 
Cuando ya no podamos visitarla porque, cansada y sola, se nos vaya; solo nos quedará su recuerdo y algo de culpa por nuestra ingratitud. Ello nos dio todo, nosotros nada.
Los ruiseñores lo saben. Por eso nos cantan: ve y dale un beso, ve a consolarla.


De todos


 
 
 
 
 
 
 
 
 
El profesor de "Introducción al Derecho" entró en clase. Preguntó el nombre de un estudiante que estaba sentado en la primera fila: - Mi nombre es Nelson, Señor. - ¡Fuera de mi clase y no vuelva nunca más! - Gritó el maestro desagradable. Nelson recogió sus cosas y salió de la habitación.

Todos estaban asustados e indignados, pero nadie habló. - ¿Para qué sirven las leyes? Preguntó el maestro - los estudiantes seguían asustados, pero poco a poco empezaron a responder a su pregunta: - Para tener un orden en nuestra sociedad. - ¡No!  - Para cumplirlas. - ¡No! - Para que las personas equivocadas paguen por sus acciones. - ¡No!

- ¿Alguien sabe la respuesta a esta pregunta? - Para que se haga justicia - una muchacha habló con timidez. - ¡Por fin! Es decir, por la justicia. Y ahora, ¿qué es la justicia? - Salvaguardar los derechos humanos...

- Bien, ¿qué más? - Preguntó el maestro. - Para diferenciar el bien del mal, para recompensar a aquellos que hacen el bien... - Ok, no está mal, pero respondan a esta pregunta: ¿Actué correctamente al expulsar a Nelson del aula? Todos estaban en silencio, nadie respondió. - Quiero una respuesta por unanimidad. - ¡No! - Todos contestaron con una sola voz.

- ¿Se podría decir que he cometido una injusticia? - ¡Sí! - ¿Y por qué nadie hizo nada al respecto? Para que queremos leyes y reglas, si no tenemos la voluntad necesaria para practicarlas. Cada uno de ustedes tiene la obligación de hablar cuando es testigo de una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a estar en silencio, nunca más! Vayan a buscar a Nelson - dijo. Después de todo, él es el maestro, yo soy un estudiante de otro período.

Aprendan: Cuando no defendemos nuestros derechos, se pierde la dignidad y la dignidad no puede ser negociada.

Experiencias de don Jesús Adrián Eula Fajardo. Profesor en la Escuela Nacional de Policía de Montevideo

martes, 17 de septiembre de 2013

Amar


Las definiciones filosóficas del arte, coinciden en reconocer que el arte consiste en poder realizar libre y hábilmente las ideas del espíritu.

El arte abraza por completo la vida. Alcanza el interior de nuestro espíritu o regula su manifestación exterior.

Todo hombre, por mucho interés egoísta que albergue, siempre aspira a que el bien se produzca. La vida entera es una obra artística.

Los hombres, desorientados, perdemos nuestro dominio y nos arrastra el flujo y reflujo de nuestras contradicciones,

El arte es la libertad, discreción, mesura, firmeza y flexibilidad (a la vez) de nuestra conducta en todas las relaciones con los demás y el entorno.

Cuando todos los seres humanos sepamos lo que es el arte, dejará de haber artistas. Tan solo quedará una inmensidad de actos de amor al prójimo y a nuestro entorno natural.

Interpreto y actualizo a don Francisco Giner de los Ríos (filósofo, pedagogo y ensayista español. Fundador y director de la Institución Libre de Enseñanza.)

Giner tenía muy claro que debía excluirse «la enseñanza confesional o dogmática»,  de las escuelas. Y formar individuos capaces de emanciparse de la tutela sectaria de los dogmas.

 Y es que no puede haber tolerancia sin respeto a las opiniones ajenas, por más que puedan chocar frontalmente con nuestras convicciones más íntimas y arraigadas.
 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Amistad: ¿concepto abstracto?




Las personas en distintos momentos de la vida se decepcionan con los amigos. Pensamos que las personas a nuestro lado están por conveniencia. Nos negamos a creer esto. En algún sitio siempre hay alguien capaz de alejar la conveniencia de su mente, y fue nuestro amigo.

Al mantener en nuestra mente las cosas malas de nuestra relación con los demás, negamos la amistad.  Al seguir adelante con lo bueno de los demás, tarde o temprano, resurge aquel afecto. Cual Ave Fénix, se consume y  desvanece por acción natural, para luego resurgir de sus cenizas. ¿Puede ser una prueba de que existe la amistad?

Desde luego, “uno mismo” es el único que está con nosotros cuando todos se van.  Uno mismo, sin siquiera tener que llamarlo, va alimentándose de experiencias, podríamos decir, de la sabiduría o torpeza necesarias para afirmar o negar su necesidad de amistad.

Como el Fénix compite durante su existencia con lo “universal”. Y vence o derrota, en el curso del tiempo,  el renacer de sus miedos. Nunca se apaga su “hambre” o necesidad de amistad.  Según nuestras etapas en la vida vamos encontrando personas con inquietudes comunes. ¿Pudiera ser la amistad algo abstracto, una cualidad que se considera sin tener en cuenta el sujeto en que se concreta?

Gracias a todos los que en algún momento han sido mis amigos. Pido disculpas por no ser el amigo que esperaban. Solo me queda seguir aprendiendo para no equivocarme demasiado. Seguir creyendo en que hay gente buena en el mundo que quiere ser mi amigo,

“Hamete* que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban. Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha

Cide Hamete Benengeli es un personaje ficticio, un supuesto historiador musulmán creado por Miguel de Cervantes en su novela Don Quijote de la Mancha. Cervantes dice que fue este cide y no él, quien escribió gran parte del Quijote (desde el capítulo IX en adelante).