¿Por qué nunca te han encuestado?
¿Qué opina del servicio de transportes urbano, a quién vas a votar en las
próximas elecciones o qué marca de detergente usas habitualmente? ¿Para qué
sirven las encuestas?
La encuesta debería ser un estudio
para obtener datos a partir de preguntas dirigidas a una muestra representativa
de personas, empresas o entes institucionales, con el fin de conocer estados de
opinión, características o hechos específicos. ¿Aciertan? ¿Se realizan? ¿Se
inventan?
Normalmente, no. Ni aciertan; ni,
en muchos casos se realizan, los resultados se “intuyen”. Es por eso que pocas
publicaciones de opinión carecen del pensamiento de los españoles. Tan solo nos
muestran la aproximación que bien pudiera argüir cualquiera “al cabo de la
calle”.
Además, cualquier encuesta debería
aportar otro servicio: recapacitar sobre nuestra situación y, tomar medidas,
cambiar, mejorar. ¿Cuál es la situación de los dependientes? ¿Qué problemas
tienen las viudas? ¿Cómo se divierten los jóvenes? ¿Cuánto se lee? ¿Cómo se integran los inmigrantes? ¿Qué pensamos
de nuestros políticos? ¿Dónde están los puestos de responsabilidad de las
mujeres?
La investigación social es un
lujo académico, los resultados sirven únicamente para que los medios de comunicación
hagan un titular, llenen unas páginas y entretengan a un sector de los
lectores. Ejemplos innumerables conoces, pero me lama la atención el siguiente.
Un estudio coloca en el tercer
lugar de los pueblos más felices del mundo a Brasil. Las calles de las
principales ciudades brasileñas nos muestran lo contrario. Los disturbios han
convertido a la patria de Neymar en noticia mundial; lo que indica un
desacertado diagnóstico de las condiciones subjetivas del pueblo brasileño.