Al mantener en nuestra mente las cosas malas de nuestra
relación con los demás, negamos la amistad.
Al seguir adelante con lo bueno de los demás, tarde o temprano, resurge
aquel afecto. Cual Ave Fénix, se consume y desvanece por acción natural, para luego
resurgir de sus cenizas. ¿Puede ser una prueba de que existe la amistad?
Desde luego, “uno mismo” es el único que está con nosotros
cuando todos se van. Uno mismo, sin
siquiera tener que llamarlo, va alimentándose de experiencias, podríamos decir,
de la sabiduría o torpeza necesarias para afirmar o negar su necesidad de
amistad.
Como el Fénix compite durante su existencia con lo “universal”.
Y vence o derrota, en el curso del tiempo, el renacer de sus miedos. Nunca se apaga su
“hambre” o necesidad de amistad. Según
nuestras etapas en la vida vamos encontrando personas con inquietudes comunes.
¿Pudiera ser la amistad algo abstracto, una cualidad que se considera sin tener
en cuenta el sujeto en que se concreta?
Gracias a todos los que en algún momento han sido mis amigos.
Pido disculpas por no ser el amigo que esperaban. Solo me queda seguir
aprendiendo para no equivocarme demasiado. Seguir creyendo en que hay gente
buena en el mundo que quiere ser mi amigo,
“Hamete* que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio,
ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos
se guardaban. Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha
Cide Hamete Benengeli es un personaje ficticio, un supuesto
historiador musulmán creado por Miguel de Cervantes en su novela Don Quijote de
la Mancha. Cervantes dice que fue este cide y no él, quien escribió gran parte
del Quijote (desde el capítulo IX en adelante).
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