jueves, 25 de abril de 2013

Avanzar, también en "política profesional"


“…Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. (Art. 6 CE) “Ningún sistema democrático contemporáneo puede funcionar sin partidos políticos” (Francisco José de Andrea Sánchez).  ¿Debemos cimentar los pilares de nuestra democracia según CE? o ¿nuestra democracia está mejor así, asentada en cargos electos "profesionales y eternos"?

¿Cómo son seleccionados los candidatos o personas ocupantes de las listas electorales (potenciales cargos públicos electivos)? Oímos hablar de primarias así como elecciones de compromisarios. Pero son muchas las voces que lo consideran insuficiente.

El político catalán ha declarado que nuestra democracia "es controlada por organismos no democráticos", refiriéndose a los partidos políticos. Según Alex Vidal-Cuadras “uno de los principales defectos de nuestro sistema democrático es el funcionamiento interno de los partidos políticos…”

El sistema político español "ha llegado al final de su recorrido, está colapsado", motivo por el cual piden una reconversión del Estado para hacerlo "viable y eficiente".

La "imperfecta democracia" comienza en uno mismo





La política de un niño por pareja o política de hijo único (sea impuesta u opción libre), tirar desechos en la vía pública, elegir una emisora de radio o cadena de televisión… cualquier hábito o estilo de vida y consumo individual es una acción política (rama de la moral que plantea la convivencia colectiva como un quehacer ordenado al bien común).

Hacemos política individual desde que nos levantamos incluso cuando dormimos en nuestra vivienda hipotecada de 60 o 200 metros cuadrados. Otra cosa es la “profesional”,  la “imperfecta democracia” de elegir una papeleta (que no una persona) para que tome decisiones políticas en nuestro nombre. 

Jean-Jacques Rousseau (Contrato Social), Kant (en la toma de decisiones), John Rawls (velo de ignorancia sobre la posición ideal del ciudadano en la actividad pública) o Jürgen Habermas (condiciones ideales de diálogo) investigan, desde el “contractualismo” contemporáneo los procesos de toma de decisiones para la convivencia.

En el contrato social, los seres humanos tal vez no deben sólo acordar con el Estado los derechos (incluso las obligaciones): mayor número de derechos implica mayores obligaciones; además deberían concienciarse de “asumirlos” en persona. No nos vale, como dice un amigo, la política para los políticos (nos adentramos en un proceso cuyo final se observa, estos días con crudeza). El mayor analfabeto es el analfabeto político” Eugen Berthold Bertolt Friedrich Brecht.

 

miércoles, 24 de abril de 2013

Soy impío




El pensamiento humano es tan contradictorio como enrevesado. Demostrar la existencia de Dios es tan imposible para el ateo como para el creyente (más allá de la fe de ambos). 

En Roma o Grecia clásicas, Zeus o Júpiter tampoco podían convocar todas las nubes y provocar lluvia. Tezcatlipoca, Inti, Shangdi, Shiva, Isis u Osiris consiguieron, fundamentalmente, aliviar la insignificancia del ser humano.

Parece claro que las religiones se apoyan en su “dios”, de igual forma que “yo” me apoyo apasionadamente en la lectura o el deporte. Pero, en mi lectura “yo” mismo interpreto. En mi deporte, “yo” mismo me canso.

La aparición de los “intermediarios” con dios originó un irremediable “negocio”.

 

Fuentes: diversas páginas web sobre deidades antiguas




 

El cristal...


Todo depende. De ti, de mí, del amor, del dinero… Sí, una planta, un animal, una mónera, un hongo, el cosmos (desde la ciencia humana) depende de su densidad.

Cuando un hijo o un pueblo nos dice que quiere ser independiente, tal vez quiera decir: “quiero ser independiente de ti”, aunque desconozca que pasará inmediatamente a depender de su “soledad”, de otra persona, de otras circunstancias…

En cierta ocasión, un sabio pregunto su alumno: ¿cuál es la mejor respuesta a cualquier pregunta? DEPENDE… eso te permitirá, entre otros beneficios, disponer de tiempo para la reflexión. Si no dispones de más argumentos, esa misma palabra obrará de respuesta cualificada ante tu interlocutor.

Tal y como dice la ilustre canción: “…de según cómo se mire todo depende”

martes, 23 de abril de 2013

Las múltiples caras de la misma moneda


La mezcla de sustancias puras nos puede llevar (creo que en cualquier caso físico o síquico) a aleaciones, soluciones, suspensiones, y coloides más o menos beneficiosos o perjudiciales. El ser humano es un ser sin límites.

La sinceridad es la virtud humana que nos lleva a mostrarnos como somos y decir nuestra verdad en toda ocasión sea bien o mal lo hecho. Esta virtud ha sido mezclada, unas veces para bien y otras para lo contrario.


El exceso “coloidal” (del griego kolas: «que puede pegarse») o aleaciones duras como el acero pueden conducirnos a la religión, la corrupción, la estafa y tantos contubernios insanos para la humanidad (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/04/10/madrid/1365597014_841869.html).

 

jueves, 18 de abril de 2013

Hipocresía




Sin ánimo de apología, tanto solo de reflexión. Y criticándola enérgicamente como uno de los mayores defectos de la humanidad, la hipocresía entraña ciertos beneficios. La hipocresía es un homenaje que el vicio rinde a la virtud (*).
 
Para el lingüista y analista social Noam Chomsky, la hipocresía, definida como la negativa a "...aplicar en nosotros mismos los mismos valores que aplicamos en otros", es uno de los males centrales de nuestra sociedad, que promueve injusticias como la guerra y las desigualdades sociales en un marco de autoengaño, e incluye (en sí misma) la noción de necesaria o benéfica del comportamiento humano y la sociedad.
En el campo de relaciones internacionales, estudiosos como Krasner han sugerido que la soberanía, específicamente causada por la Paz de Westfalia, reafirmó el principio cuius regio, eius religio, es decir, que la fe del líder se convirtió en la denominación oficial de su estado. Stephen Krasner (**) llama a esto un sistema de "hipocresía organizada",
(*)Máximas: reflexiones o sentencias y máximas morales; introducción, traducción y notas de Carlos Pujol. Barcelona: Planeta

(**) Profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Stanford y es el ex Director de Planificación de Políticas del Departamento de Estado de Estados Unidos