jueves, 25 de abril de 2013

La "imperfecta democracia" comienza en uno mismo





La política de un niño por pareja o política de hijo único (sea impuesta u opción libre), tirar desechos en la vía pública, elegir una emisora de radio o cadena de televisión… cualquier hábito o estilo de vida y consumo individual es una acción política (rama de la moral que plantea la convivencia colectiva como un quehacer ordenado al bien común).

Hacemos política individual desde que nos levantamos incluso cuando dormimos en nuestra vivienda hipotecada de 60 o 200 metros cuadrados. Otra cosa es la “profesional”,  la “imperfecta democracia” de elegir una papeleta (que no una persona) para que tome decisiones políticas en nuestro nombre. 

Jean-Jacques Rousseau (Contrato Social), Kant (en la toma de decisiones), John Rawls (velo de ignorancia sobre la posición ideal del ciudadano en la actividad pública) o Jürgen Habermas (condiciones ideales de diálogo) investigan, desde el “contractualismo” contemporáneo los procesos de toma de decisiones para la convivencia.

En el contrato social, los seres humanos tal vez no deben sólo acordar con el Estado los derechos (incluso las obligaciones): mayor número de derechos implica mayores obligaciones; además deberían concienciarse de “asumirlos” en persona. No nos vale, como dice un amigo, la política para los políticos (nos adentramos en un proceso cuyo final se observa, estos días con crudeza). El mayor analfabeto es el analfabeto político” Eugen Berthold Bertolt Friedrich Brecht.

 

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