jueves, 27 de junio de 2013

Pregúntame, por lo menos




¿Por qué nunca te han encuestado? ¿Qué opina del servicio de transportes urbano, a quién vas a votar en las próximas elecciones o qué marca de detergente usas habitualmente? ¿Para qué sirven las encuestas?

La encuesta debería ser un estudio para obtener datos a partir de preguntas dirigidas a una muestra representativa de personas, empresas o entes institucionales, con el fin de conocer estados de opinión, características o hechos específicos. ¿Aciertan? ¿Se realizan? ¿Se inventan?

Normalmente, no. Ni aciertan; ni, en muchos casos se realizan, los resultados se “intuyen”. Es por eso que pocas publicaciones de opinión carecen del pensamiento de los españoles. Tan solo nos muestran la aproximación que bien pudiera argüir cualquiera “al cabo de la calle”.

Además, cualquier encuesta debería aportar otro servicio: recapacitar sobre nuestra situación y, tomar medidas, cambiar, mejorar. ¿Cuál es la situación de los dependientes? ¿Qué problemas tienen las viudas? ¿Cómo se divierten los jóvenes? ¿Cuánto se lee?  ¿Cómo se integran los inmigrantes? ¿Qué pensamos de nuestros políticos? ¿Dónde están los puestos de responsabilidad de las mujeres?

La investigación social es un lujo académico, los resultados sirven únicamente para que los medios de comunicación hagan un titular, llenen unas páginas y entretengan a un sector de los lectores. Ejemplos innumerables conoces, pero me lama la atención el siguiente.

Un estudio coloca en el tercer lugar de los pueblos más felices del mundo a Brasil. Las calles de las principales ciudades brasileñas nos muestran lo contrario. Los disturbios han convertido a la patria de Neymar en noticia mundial; lo que indica un desacertado diagnóstico de las condiciones subjetivas del pueblo brasileño.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario