lunes, 24 de junio de 2013

Por la espalda


¿Expresamos en términos parecidos nuestras críticas y juicios a los demás en su cara o a sus espaldas? Me temo que, por prudencia, juzgar por la espalda es mucho más contundente. Viciados de poca educación, impunidad o comodidad nos atrevemos mucho “despellejando” y obviamos la admiración de la virtud ajena.

El genio, la persona sensata o documentada critica, juzga o actúa desde la “bondad”. Aunque, “siempre ha sido más fácil para poetas y pintores conmover pintando los tormentos del infierno que las delicias del cielo”. Es más fácil criticar los defectos ajenos, siempre a la vista, que elogiar, porque toda virtud ajena nos hace sentir pequeños y apenados.

Todos los dedicados a la mejoría humana (críticos, periodistas, moralistas) o a la crítica,  deberían evitar el encarnizamiento, sobre todo si no son personas ejemplares o espejos de vidas ejemplares. “El jardín de las delicias” (El Bosco) evita la grosería, lo prosaico, lo feo.  Su pintura refleja sentimientos nobles, Naturaleza, libertad, agua. Trasmite una “alegre primavera”.

El crítico interesado en el detalle exacto analiza relaciones concretas.  Explica lo social a través del lenguaje delicado. Porque la crueldad individual es el resultado del entorno. El maltrato a una mujer no es sólo  el crimen de un abusador, sino la fotografía  de una sociedad sorda, ciega y muda. Debajo de los colores hay relaciones de poder, hay dominados y dominadores;  detrás de los sabores, una ideología (tal vez, burguesa).

El ojo novato confunde lo natural con lo artificial. La burguesía, dijo el autor de `Das Kapital´, hace que los proletarios crean que las prácticas económicas aburguesadas y que las instituciones burguesas son necesarias, naturales, “eternas”, siempre vivas y presentes y útiles, pero no es así.

Una mujer pobre, como la florista de `Pigmalión´, jamás podrá ver las intenciones de un hombre rico  (Higgins). Ella carece de códigos para interpretar los actos de una clase social que la domina, y tales códigos están ocultos.

¿Dónde? En la Filosofía. Marx, en su `Misère de la philosophie´, dijo que los sacerdotes, como los burgueses, afirman que toda práctica social, que toda cosmovisión ajena a la suya es cosa “sacada del overol”, quimérica, artificial.

 

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