lunes, 20 de mayo de 2013

"Abrazar el mar"


Además de proteger al cuerpo, la ropa representa ideas culturales, sociales y religiosas. La ropa nos protege del frío, del sol intenso, de la lluvia o la nieve. La “elegante” corbata, las plumas de algunas tribus, el hábito de personas religiosas o el uniforme de individuos organizados  nos informan.

Las personas se visten de diferente manera de acuerdo a la ocasión y su estado de ánimo. Mientras que algunos atuendos a veces son considerados como símbolos de un estatus elevado, otros muestran que la persona que los viste está en el extremo más pobre de la escala social.

Hay grupos de personas que practican distintos tipos de actividades desnudos (en la intimidad o en público). Los nudistas apelan a al respeto por la naturaleza o tratan de expresar en libertad su derecho a estar desnudos. Además consideran la prohibición moral de la práctica del desnudo público como un problema psico-emocionales (encuentran falta de autoestima, pobre autoimagen corporal y morbo sexual).

Desde algunas religiones, la desnudez no es en sí una cosa inmoral. El pecado surge cuando la persona mira rebajando el cuerpo a objeto de placer. Reducir el cuerpo a rango de objeto de goce y destinado a la satisfacción de la concupiscencia implica un atentado contra la dignidad de la persona.

La estética de un cuerpo desnudo puede ser objeto de debate. En cualquier caso, creo que, un cuerpo desnudo de 80 años o de 18 dispone de sus respectivos fans. El  pudor de estar desnudo es atávico y consuetudinario, impuesto por casi todas las civilizaciones por diversos motivos.

Personalmente, acudo a la playa nudista como terapia para el secado de los granitos que generan mis glúteos durante los meses “acalzoncillados”, para abrazar el mar salado, liberar mi mente de ataduras y, sobre todo, para rendir homenaje a mis queridos antepasados: Adán y Eva.
 
 

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