jueves, 23 de mayo de 2013

“El robo natural”


Only teardrops, la pegadiza canción danesa ganadora del festival de Eurovisión 2013, se parece mucho al tema I surrender, firmado por el grupo pop holandés K-Otic. El portavoz de Eurovisión ha matizado que “una cosa es el plagio y otra que dos tonadas se parezcan”.

Según Steve Jobs, “la creatividad es simplemente conectar cosas”; por su parte,  Mark Twain, aseguraba que “todas las ideas son de segunda mano”; incluso Jean-Luc Godard defendía que el problema “no es de donde tomes las cosas, sino de hacia donde las lleves”.

Desde que hace más de 500 años Gutenberg inventase la imprenta y con ello la posibilidad de realizar copias seriadas de un documento, siempre ha habido mentes preocupadas por poner freno a la libre reproducción de cualquier tipo de archivo.

La aparición de la fotocopiadora generó enormes dolores de cabeza a las editoriales. Incluso se planteó que se prohibiese explícitamente la fotocopia de libros. El lanzamiento del casete creó gran inquietud en la industria del vinilo. Las grabadoras de CDs han sido la pesadilla de las discográficas. Con Internet ningún ámbito escapa al intercambio de ficheros. El cine ha sido la última víctima. La popularización de los e-books hace temer que la literatura sea la próxima damnificada.

La naturaleza combinatoria de la creatividad, el aprendizaje social por imitación y  observación de otros individuos o la natural réplica de nuestros opiniones, criterios, estudios, investigaciones, música, etc. siempre se apoyó en la intelectualidad precedente, por los siglos de los siglos desde las pinturas rupestres o los sonidos de la Naturaleza,

“Aún existen nuevas fronteras creativas por descubrir. Pero lo cierto es que detrás de cada nueva idea, hay una deuda con infinitos autores conocidos consciente o inconscientemente por las personas que obtienen el crédito”. Benjamin Malik “Uno depende de los otros, la originalidad para no existe” Francisco Hernández, poeta mexicano.

While we applaud difference, Shakespeare's first audiences fovoured likeness: a work was good not because it was original, but because it resembled an admired classical exemplar, which in the case of comedy meant a play by Terence or Plautus

El concepto de originalidad se convirtió en un ideal de la cultura occidental a partir del siglo XVIII. En contraste, en periodos anteriores, como la época de Shakespeare, era habitual que se apreciara más la similitud con una obra clásica; y el propio Shakespeare procuraba evitar unnecessary invention ("la invención innecesaria").

La originalidad ha pasado a ser un importante concepto jurídico con respecto a la propiedad intelectual, donde la creatividad y la invención se han convertido en sujetos de copyright. El registro de patentes procura la protección únicamente de las invenciones originales, que además deben demostrar ser útiles y no obvias, cumpliendo el requisito de traspasar el denominado umbral de originalidad.

Una idea original es la que no se ha concebido con anterioridad por nadie. El que dos personas puedan haber desarrollado la misma idea de forma independiente es una cuestión de difícil resolución: la prelación o prioridad en su desarrollo. Un ejemplo clásico es el desarrollo simultáneo de cuestiones matemáticas por Leibniz y Newton.

La mera repetición de cadenas de palabras no es una prueba concluyente de deshonestidad intelectual. Gran parte del discurso científico es repetición de conocimientos (fórmulas, datos, etcétera) e hipótesis compartidas por la comunicad científica. Por ello se deberían evitar pronunciamientos apresurados sin un examen detallado de las posibles violaciones o suplantaciones de la autoría intelectual.

El uso de un mismo argumento en diferentes obras, expresadas de manera original, no constituye plagio, ya que el derecho de autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente su modo de expresión. “Los buenos artistas copian; los grandes, roban”. Pablo Picasso
 
 

 

 

 

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