Only teardrops, la pegadiza canción danesa ganadora del festival de
Eurovisión 2013, se parece mucho al tema I
surrender, firmado por el grupo pop holandés K-Otic. El portavoz de Eurovisión ha matizado que “una cosa es el
plagio y otra que dos tonadas se parezcan”.
Según Steve Jobs, “la creatividad
es simplemente conectar cosas”; por su parte, Mark Twain, aseguraba que “todas las ideas son
de segunda mano”; incluso Jean-Luc Godard defendía que el problema “no es de
donde tomes las cosas, sino de hacia donde las lleves”.
Desde que hace más de 500 años
Gutenberg inventase la imprenta y con ello la posibilidad de realizar copias
seriadas de un documento, siempre ha habido mentes preocupadas por poner freno
a la libre reproducción de cualquier tipo de archivo.
La aparición de la fotocopiadora
generó enormes dolores de cabeza a las editoriales. Incluso se planteó que se
prohibiese explícitamente la fotocopia de libros. El lanzamiento del casete
creó gran inquietud en la industria del vinilo. Las grabadoras de CDs han sido
la pesadilla de las discográficas. Con Internet ningún ámbito escapa al
intercambio de ficheros. El cine ha sido la última víctima. La popularización
de los e-books hace temer que la literatura sea la próxima damnificada.
La naturaleza combinatoria de la
creatividad, el aprendizaje social por imitación y observación de otros individuos o la natural
réplica de nuestros opiniones, criterios, estudios, investigaciones, música,
etc. siempre se apoyó en la intelectualidad precedente, por los siglos de los
siglos desde las pinturas rupestres o los sonidos de la Naturaleza,
“Aún existen nuevas fronteras
creativas por descubrir. Pero lo cierto es que detrás de cada nueva idea, hay
una deuda con infinitos autores conocidos consciente o inconscientemente por
las personas que obtienen el crédito”. Benjamin Malik “Uno depende de los
otros, la originalidad para no existe” Francisco Hernández, poeta mexicano.
While we applaud
difference, Shakespeare's first audiences fovoured likeness: a work was good
not because it was original, but because it resembled an admired classical
exemplar, which in the case of comedy meant a play by Terence or Plautus
El concepto de originalidad se
convirtió en un ideal de la cultura occidental a partir del siglo XVIII. En
contraste, en periodos anteriores, como la época de Shakespeare, era habitual
que se apreciara más la similitud con una obra clásica; y el propio Shakespeare
procuraba evitar unnecessary invention
("la invención innecesaria").
La originalidad ha pasado a ser
un importante concepto jurídico con respecto a la propiedad intelectual, donde
la creatividad y la invención se han convertido en sujetos de copyright. El
registro de patentes procura la protección únicamente de las invenciones
originales, que además deben demostrar ser útiles y no obvias, cumpliendo el
requisito de traspasar el denominado umbral de originalidad.
Una idea original es la que no se
ha concebido con anterioridad por nadie. El que dos personas puedan haber
desarrollado la misma idea de forma independiente es una cuestión de difícil
resolución: la prelación o prioridad en su desarrollo. Un ejemplo clásico es el
desarrollo simultáneo de cuestiones matemáticas por Leibniz y Newton.
La mera repetición de cadenas de
palabras no es una prueba concluyente de deshonestidad
intelectual. Gran parte del discurso científico es repetición de conocimientos
(fórmulas, datos, etcétera) e hipótesis compartidas por la comunicad
científica. Por ello se deberían evitar pronunciamientos apresurados sin un
examen detallado de las posibles violaciones o suplantaciones de la autoría
intelectual.
El uso de un mismo argumento en
diferentes obras, expresadas de manera original, no constituye plagio, ya que
el derecho de autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente su modo de
expresión. “Los buenos artistas copian; los grandes, roban”. Pablo Picasso
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