lunes, 13 de mayo de 2013

Politburó y sus tentáculos


La burocracia se asocia a ineficiencia, pereza y derroche de medios. Se percibe, en la imaginación popular, como un ente sólo necesario para sí misma y que consigue “replicarse”. Así, comúnmente se usa de manera peyorativa.

No obstante; Max Weber analiza el sistema como la mejor forma de organización y administración, y más racional que las alternativas. Que realza la precisión, la velocidad, la claridad, la regularidad, la exactitud y la eficiencia a través de la división prefijada de las tareas, de la supervisión jerárquica, y de detalladas reglas y regulaciones.

Al mismo tiempo; Weber reconoce que las burocracias pueden causar degenerar: exceso de "papeleo"; tediosa para el propio burócrata; confusa para el ciudadano; alimentar el nepotismo, la corrupción o el enfrentamiento político; produciendo excesiva regulación e ineficiencia;  exterminar la crítica y autocrítica; o crear de reglas contradictorias. Para el sociólogo alemán no puede existir un tipo de organización ideal.

Si el ciudadano soberano (individuo, familia, empresa, etc.) exige  rapidez frente a las estructuras burocráticas tan rígidas, gigantes, complejas, autoritarias, uniformes, “reinos de taifas del burócrata” ¿será imposible “tirar el muro de Berlín”?. ¿Podrán nuestros hijos eludir evaluaciones y dedicar más tiempo a enseñar? ¿Podrán curar a los enfermos con los protocolos mínimos? ¿Obtener el DNI, carné de conducir o un visado sin perder dos o tres mañana? 

La Administración dispone en estos momentos de tantos datos de la inmensa mayoría. Además,  ¿cree el burócrata (político, técnico o “mediopensionista”) que cualquier otra persona no podría realizar su trabajo como él? Pues con un poco de sentido común y la autorización social/soberana/político, sería posible hasta mejorarlo.  

Max Weber

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