lunes, 27 de mayo de 2013

Combinados


Los dioses acusan al héroe de ser culpable pero le eximen de la responsabilidad social o política. Podemos imputar responsabilidades pero el héroe no es el culpable sino los dioses. En la Segunda y Cuarta Meditación de Descates, sin embargo, el individuo se precipita al error porque decide antes de analizar racionalmente. Aunque el sistema nos obliga a la ultra responsabilidad cuando “todo va bien” y a la ultra inculpabilidad cuando se tuerce.

Culpable es una persona ha realizado u omitido una acción de forma deliberada o con negligencia, es decir, ha actuado voluntariamente y con mala intención. Responsable, además de ostentar el “mando de la organización”, es aquella que ha causado un daño de forma involuntaria o carente de mala intención.

Las instituciones actúan, en demasiadas ocasiones, de forma inadecuada. Al cabo de los años, el deterioro social producido afecta a los individuos de la comunidad de maneras muy distintas. Tanto si equivocación fue consciente o inconsciente; tanto si valoraron o no todas las posibles consecuencias, tal vez no sean culpables pero si responsables de las consecuencias.

¿Por qué nos empeñamos en evadir la responsabilidad cuando las cosas se complican acaban  mal? La sociedad asigna diversas funciones como  la dirección de la actividad política, económica o social para que actúen conscientemente. Todos estamos obligados a responsabilizarnos de nuestros actos incluso cuando cumplimos con nuestras obligaciones y ponemos el máximo  cuidado y atención en lo que hacemos o decidimos.

Confundir culpabilidad con responsabilidad supone la creencia de haber infringido alguna ley, principio ético o norma, sean estas reales o imaginarias; y miedo a ser censurado o desaprobado. Tal vez, por eso, nos defendemos acusando a los demás.  

Ser responsable no implica, necesariamente, ser culpable. Pero, en muchas ocasiones escapamos de nuestra responsabilidad simplemente porque no queremos ser reconocidos por la sociedad como culpables. Pero si ahondamos en los principios filosóficos de la culpabilidad podremos encontrar con cierta facilidad que "nadie es culpable por nada", puesto que cada uno de nosotros hace lo que puede y recibe una determinante influencia de sus circunstancias.

Sin embargo, al pensar las posibles consecuencias negativas de nuestra acción, aun cuando ésta no haya sido voluntaria; nos impide avanzar y reflexionar con cierta claridad. En nuestra cultura solemos confundir responsabilidad (habilidad de responder por nuestras acciones ante las circunstancias) con culpabilidad (habilidad de culpar o culparnos por las circunstancias).
 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario